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Ángel Tripiana: “Leer y comprender el juego”

  • Reglas condicionantes
  • Situaciones de juego reducido
  • Técnica y táctica individual
  • Toma de decisiones

La evolución de la enseñanza del baloncesto en los últimos 25-30 años ha sido enorme en lo que a metodología se refiere, pero no es menos cierto que también ha habido grandes cambios en cuanto al propio juego y los jugadores, especialmente en el aspecto físico, al mismo tiempo que, tal vez, hemos dejado a un lado la enseñanza del conocimiento del juego. Que el baloncesto sea actualmente más rápido y más físico no significa que no sigamos necesitados de jugadores inteligentes en el juego, jugadores estos que, además, suelen ser quienes acaban por decantar el signo de los partidos y que no tienen que coincidir con los grandes manejadores del balón.

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Los entrenadores formativos solemos dedicar mucho tiempo a las habilidades técnicas y lo cierto es que debemos invertir más minutos en trabajar la lectura del juego, al menos tanto como en el manejo del balón, para lograr tener mejores jugadores. Si nos centramos en aprovechar las cualidades técnicas de un jugador con el único fin de ganar, le estaremos haciendo un flaco favor de cara al futuro porque no sabrá jugar al baloncesto como un deporte de conjunto.

Por lo tanto, no debemos centrar nuestro método en dar instrucciones directas del tipo “levanta la cabeza”, sino que debemos incorporar en nuestros entrenamientos propuestas que en cierto modo “obliguen” a hacer ese gesto, levantar la cabeza, para que el jugador sea capaz de ver qué pasa en el juego.

Cuando se juega a baloncesto, aprender a leer el juego es casi tan importante como los fundamentos técnicos y los conocimientos tácticos colectivos.

Los entrenadores tenemos dos armas muy poderosas a la hora de guiar a nuestros jugadores en el conocimiento del juego: los juegos reducidos y las reglas condicionantes. Con estos elementos podemos lograr que pasen las cosas que queremos sin necesidad de dar instrucciones directas. De este modo, si introducimos en una coctelera el juego reducido y las reglas condicionantes, además de la técnica y la táctica individual, así como la toma de decisiones, y batimos todo en sus justas proporciones, nos saldrán jugadores inteligentes capaces de dominar el juego.

Estos y otros aspectos relacionados con la lectura y la comprensión del juego son conceptos que deberíamos introducir en las sesiones de las categorías de base para que se conviertan en algo habitual y esencial del entrenamiento desde edades tempranas.

A continuación, voy a proponer una serie de tareas como idea para saber cómo trabajar la lectura del juego desde minibasket e infantiles hasta, adaptando la exigencia, cadete y junior. Con estos ejercicios pretendemos que los jugadores, especialmente cuando tienen el balón, sean capaces de ver más allá de su posición y determinar cuándo tienen ellos la ventaja y cuándo sus compañeros.


1c0 + 1c0 “contacto visual”

Los dos jugadores que ocupan las calles laterales, con balón, driblan hasta la línea de tres puntos.

El jugador de la fila central los acompaña y, al llegar a la posición indicada, pide el balón a uno de ellos.

El jugador que pasa su balón corta hacia la canasta y recibe del tercer compañero, que no ha dejado de botar, para finalizar en 1c0.

Después de dar el pase al corte, ese mismo jugador se desplaza para recibir mano a mano y ejecutar un lanzamiento de tres puntos o a media distancia tras realizar algún gesto técnico a su libre elección.

Al acabar cada acción, quien finaliza en primer lugar (el jugador que corta) debe explicar cómo se ha producido la finalización de su compañero.

Gráfico 1
Gráfico 2
Gráfico 3

1c1 sin balón (y con dos balones)

La pareja que trabaja el 1c1 empieza, aproximadamente, en la cabecera. Los dos apoyos, por su parte, abiertos (uno de ellos con balón).

El atacante decide hacia qué lado bota, haciendo caer al jugador que ocupa esa posición a la esquina.

Cuando el atacante establece contacto visual con el apoyo contrario (y no antes), este remplaza para recibir el pase y sentar las bases del 1c1 sin balón.

En ese momento, el atacante corta hacia la canasta y pide el balón a uno de los dos apoyos.

De esta forma, como mencionábamos en la introducción del artículo, “obligamos” a que el jugador tenga que pedir el balón al cortar (algo primordial y que cuesta lo suyo) sin la necesidad de estar gritando desde la banda para conseguirlo.

Si al comienzo del 1c1 el jugador con balón decidiera driblar hacia donde está el apoyo sin balón, este recibiría el pase tras ocupar la esquina y el apoyo contrario (con balón) reemplazaría la posición en cabecera botando.

Gráfico 4
Gráfico 5
Gráfico 6

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