El planteamiento general de este ejercicio es, en resumidas cuentas, enlazar tres acciones de desigualdad numérica en las que, a pesar del habitual intercambio de roles entre cada una de ellas, sí se mantiene quienes juegan en superioridad y quienes en inferioridad.

Primera situación: 3c2. El atacante con balón, ubicado inicialmente sobre la línea de tiros libres, dispone de una considerable ventaja espaciotemporal respecto a los dos defensores. Por lo tanto, limitamos el tiempo de acción con el objetivo de “meter presión” e incentivar la verticalidad.

Después, tras el correspondiente intercambio de roles ataque – defensa, se crea una superioridad numérica defensiva (2c3) muy apropiada para afianzar y potenciar saltos constantes al 2c1 y su consecuente rotación.

Como en la mayoría de ocasiones se producirá un robo o una pérdida de balón por parte de la pareja atacante, establecemos un límite de cuatro segundos para que los jugadores resuelvan la segunda –y última– superioridad numérica ofensiva (3c2).

Además, si los defensores recuperan la posesión antes de que los rivales crucen la línea de medio campo y logran anotar en el tiempo establecido, se repite una vez más la situación de 2c3.